Me pide mi gran amigo – mi «hermanico» como me suele llamar cariñosamente – Adrián, que escriba esta primera entrada como invitado en este recién estrenado blog, lo cual no solo es para mi un inmenso honor sino que me hace una ilusión especial. Me pide mi punto de vista sobre la importancia de una buena grabación de batería en un disco, y que lo enfoque desde mi experiencia como productor e ingeniero de sonido.
Recuerdo cuando llegué por primera vez a la universidad a estudiar producción y sonido que, aunque tenía experiencia en el mundo de la informática musical, el mundo de la grabación me parecía tremendamente complicado y me era totalmente desconocido. Pero si había algo que me abrumaba dentro del mundo de la grabación, era cómo microfonear una batería, lo cual es probablemente el reto más complicado al que se enfrenta un ingeniero de grabación. He de decir que cuando hablamos de microfonía y técnicas de microfonía para batería se suele comentar qué micros son los estándares para el bombo, para la caja, los aéreos, etc… y muchas veces se obvia lo que para mí sin duda es el elemento central para conseguir un buen sonido, que es EL INSTRUMENTO. Una buena batería, hecha con unos buenos materiales y bien afinada, es la mejor garantía de un buen comienzo para un buen sonido. Aunque quizá deberíamos haber empezado por otra cuestión, más importante si cabe que el instrumento, que es EL INSTRUMENTISTA. Y es que si nos ponemos a estudiar las prioridades, prefiero un gran baterista tocando una batería decente tirando a mala que un mal baterista tocando el mejor instrumento del mundo. Una vez precisamente Adrián me invitó a un clinic impartido por uno de los mejores bateristas de España – Toni Mateos- en el que hacía mucho hincapié y les decía a los jóvenes bateristas que abarrotaban la sala que trabajaran mucho su técnica, su pegada, para buscar que fuera lo más contundente y estable posible, y se dejaran de estudiar florituras, redobles imposibles que, a no ser que te dediques al heavy metal, rara vez vas a tener que grabar para un disco. Me pareció una muy buena manera de describir lo que siempre he buscado en un baterista cuando estoy en el estudio y es que tenga una métrica perfecta y que sus golpes se parezcan lo más posible los unos a los otros (para facilitarme la vida después en edición y mezcla y no verme obligado a reemplazar sus golpes por otros más consistentes), además por supuesto de tener un buen groove e intuición para saber lo que funciona y lo que no.
Dicho esto, que de nuevo parece obvio pero quizá no lo sea tanto, el siguiente aspecto importante a tener en cuenta es la sala donde se va a grabar esa batería. He visto grabar baterías hasta con solo uno o dos micros con un sonido increíble, simplemente porque todo lo que hemos mencionado hasta ahora funcionaba: buen baterista, buen instrumento y buena sala.
¿Qué hace que una sala sea buena para la grabación?. Pueden ser diferentes características aunque quizá sería más fácil definir qué sala NO es buena para una grabación: Aquella cuyas reflexiones, generalmente por ser demasiado cortas en el tiempo y demasiado audibles, afectan de una manera negativa al sonido de la batería, lo cual va a ser capturado por los micros (más por los de ambiente que por los cercanos). He visto en ocasiones a gente que por pocos recursos económicos ha grabado baterías en un garaje o en su local de ensayo, con resultados pésimos. Cuando éste era el resultado, casi siempre el factor común era que la sala no era adecuada para una grabación de batería (en ocasiones se añadía el hecho de que los micrófonos tampoco eran los adecuados). Lo que suele pasar cuando la sala no es adecuada es que las grabaciones de los micrófonos aéreos (los que capturan el ambiente de la batería) quedan totalmente inútiles, porque son éstos los micrófonos que más recogen este sonido de la sala. La solución que se busca entonces es, o tratar de arreglar la toma de estos micros con ecualizaciones imposibles (mal asunto si tenemos que tirar por esta vía) o directamente prescindir de la toma de aéreos (de la toma de sala ni hablemos) e intentar conseguir un sonido decente con la suma de los micros cercanos.
Una cuestión a mí sí que me parece clara y es que, en una grabación de batería, el elemento central son los micrófonos aéreos. Es con la que hay que pasar más tiempo consiguiendo un buen sonido. Mucha gente erróneamente piensa en esta toma como aquella con la que pretendemos capturar el sonido de los platos, cuando en realidad es una toma con la que pretendemos capturar un sonido general de la batería, y por tanto lo ideal es que el volumen de todos los elementos de la batería esté lo más balanceado posible. Hay gente que graba esta toma con un solo micrófono – en mono – aunque lo más habitual es utilizar una de las diversas técnicas de microfonía estéreo, para conseguir un posicionamiento de los diferentes elementos de la batería en la imagen estéreo de la mezcla. En cuanto a qué técnica de microfonía estéreo es la mejor para esto, hay múltiples opiniones. Yo personalmente utilizo como primera opción el «spaced pair» donde los micros están relativamente alejados uno del otro, lo cual da una imagen estéreo más abierta que otras opciones como la técnica X/Y o la ORTF. Personalmente no me gusta nada la técnica M-S (en general y particularmente para baterías) y no he tenido oportunidad de experimentar demasiado con otras técnicas, como la llamada Recorderman, que tiene pinta de ser interesante pero sobre la que no puedo opinar demasiado en primera persona. Os dejo aquí un enlace donde explican estas técnicas (en inglés) pero donde también podéis escucharlas, compararlas y tomar vuestras propias decisiones, para eso el idioma da igual, una batería suena igual en español que en inglés 🙂 http://blog.shure.com/five-techniques-for-stereo-miking-drums/
Y en cuanto al tipo de micrófono, para gustos los colores. A mi para el bombo personalmente me gusta más el D112 que el B52 (por nombrar dos micros estándar) aunque siempre los combino con un micro de «large diafragm» o diafragma grande, preferiblemente un U87, a unos dos palmos del bombo.
Para la caja cambio más según el tipo de caja que tenga. Micrófonos que suelo utilizar son el clásico sm57 o el AKG414 (siempre con Pad). Me gusta microfonear la bordonera, generalmente con el mismo micrófono – si tengo el par disponible – que he utilizado para la parte de arriba. Para el Hi-Hat he probado también distintas opciones. Desde condensadores de diafragma pequeño, que muchas veces he encontrado demasiado brillantes, hasta micrófonos aparentemente menos habituales pero que me han dado buenos resultados en este instrumento, como el Shure SM7. Para los toms, bien 414 o los clásicos Sennheiser 421, aunque para el tom más grave suelo utilizar algún micro con más «huevos», incluso de gran diafragma y válvulas si tengo algo disponible. No me importa tanto el bleeding (que se metan el resto de elementos de la batería) por este micrófono ya que los toms igualmente van a ser limpiados en edición después para dejar sólo los momentos en los que aparece cada uno. Para los aéreos y room en principio voy a por grandes diafragmas también, debido a lo que explicaba anteriormente sobre que de los micros de aéreos no quiero simplemente un sonido de los platos sino de la batería en su conjunto. U87 o 414 suelen estar en todos los estudios y suelen dar un buen resultado. A veces he experimentado con una técnica que aprendí de un compañero, que podríamos llamar la «Ear Miking Technique» (técnica de microfonía de las orejas) que trata de emular precisamente cómo escucha la batería el propio baterista. Se sitúan dos micros (en mi caso mi micro de elección para esto son micrófonos de cinta, concretamente el Royer 121) detrás del baterista, pero no demasiado lejos (asegurándonos de que no molesta al baterista) más o menos a la altura de sus orejas y con una distancia más o menos similar a la que tienen las mismas (vendría a ser algo entre la técnica ORTF y el spaced pair pero más cercano al ORTF). Me gusta luego comprimir mucho esta toma y mezclarla al gusto con el resto de elementos. Encuentro que generalmente da «huevos» al sonido de batería, aunque hay que tener cuidado para que no ensucie demasiado en medios-graves el conjunto del sonido y, por supuesto, hay que chequear bien la fase con el resto de elementos.
Me dejo un elemento fundamental en toda buena grabación con un baterista (y con cualquier músico en general) y es el buen rollo en el estudio. Hay que dejar el ego en la puerta y estar receptivo a escuchar las ideas del productor, artista y tener una buena disposición para también plantear iniciativas que te puedan resultar interesantes. Otra cuestión muy importante es que el baterista se encuentre cómodo con su escucha (sí, sé que quieres más click). Muy probablemente apenas vas a necesitar escuchar más que algo de bombo y caja por tus cascos y es fundamental que tengas un click (bien sea el típico de metrónomo, con cowbell o como te guste, o bien un click más musical hecho con un shaker, pandereta, etc…) al volumen que necesitas (piensa que también existe el riesgo de que a demasiado volumen, además de ser perjudicial para tí puede meterse por los distintos micrófonos), elementos con los que vas a tener que ir bien pegado como es el bajo y por supuesto voz, y quizá algún otro elemento como teclados, guitarras, etc… PIERDE EL TIEMPO QUE NECESITES HASTA QUE TE ENCUENTRES 100% CÓMODO/A ANTES DE EMPEZAR A GRABAR. Si no te ha quedado claro vuelve a leer la frase anterior. No puedo enfatizar lo suficiente lo importante que es que te encuentres cómodo para que saques lo mejor de tu «performance», del sonido de tu instrumento, para mantener el buen rollo y la comunicación en la sesión y para que desde el momento que empieces a grabar tu única preocupación sea hacerlo lo mejor posible y no tener que estar pendiente de cómo puedes escucharte mejor, parando la grabación continuamente para pedir al ingeniero que retoque la escucha, etc… Aunque sientas que estás «perdiendo tiempo» para conseguir tu escucha ideal antes de grabar, todo el mundo en la sesión te lo va a agradecer porque a la larga vas a ahorrar mucho tiempo y problemas en la sesión.
Por último quería hablar de esa ocasión, que si no has tenido todavía seguro que tendrás, donde el colega que os está ayudando a grabar una maqueta para el grupo, o el amigo que está grabando un disco «con poco presupuesto» te pide grabar en unas condiciones donde no se cumple alguna de las premisas básicas: Buen instrumento, buena sala y me atrevo a añadir buena microfonía – damos por sentado que el baterista va a ser bueno –
Aunque puedes estar tentado a hacerlo, creo que el mejor consejo que puedo darte (aunque quizá no sea lo que más te gustaría oír) es que le recomiendes una buena librería de samples de batería y le animes a programarlas, ofreciéndote para ayudar con esa programación para hacerla más realista o, mejor todavía, grabando con una batería electrónica de la manera más parecida posible a como grabarías una batería real. Puedo asegurarte que el resultado final va a ser infinitamente mejor que una grabación en malas condiciones y se va a ahorrar mucho tiempo y «mala leche».